Sistema Nervioso Autónomo
El dolor crónico
El dolor crónico, hoy día, tiene una prevalencia de 11 a 40%, solamente en España. Tiene como principales características ser de origen multifactorial y se relaciona con aspectos demográficos, con hábitos de vida además de aspectos clínicos.
Un dolor crónico persistente puede estar relacionado con la depresión, el miedo, la ansiedad, el insomnio y con el aislamiento social.
El Dolor es el resultado de múltiples procesos sistémicos y locales. La experiencia dolorosa depende de señales ascendentes, descendentes, nociceptivos y analgésicos, además de la plasticidad neural de distintos niveles.
La valoración del dolor debe contemplar múltiples dimensiones: sensorial/discriminativa (intensidad, localización, cualidad, etc.); motivacional/afectiva (sufrimiento, aversión, desagrado, etc) y cognitivo/evaluativa (creencias, autoeficacia, percepción de control, etc.).
El nervio vago como modulador de la respuesta terapeuta
El dolor crónico se relaciona con el estrés, el sistema nervioso central, el sistema inmune, el procesamiento de las emociones, el sistema pariférico y con el sistema nervioso autónomo.
El 80% de las fibras del nervio vago son sensitivas, así que este no es solamente un nervio parasimpético, además, es un importante modulador metabólico de la homeostase y del control central.
El nervio vago inerva múltiples órganos viscerales, desde los cuales puede transmitir información y señales al cerebro.
Mientras que la médula espinal transmite información nociceptiva, el nervio vago transmite otros tipos de información relacionada con el dolor.